miércoles, 26 de noviembre de 2014

¡MADRUGONAZO BÁRBARO!

Una vez más ha ocurrido el terrible duelo entre la inteligencia y la barbarie y como bien apuntó Voltaire, la civilización no suprime la barbarie, sino que la perfecciona. En este momento en Venezuela se expresa una brutalidad primitiva contra la inteligencia, la sinrazón de la oscuridad contra el conocimiento. Hemos venido observando, en estos últimos ya casi 16 años de gobierno revolucionario del siglo XXI, lo que ha sucedido con las instituciones educativas públicas y privadas, las universidades públicas y privadas, y actualmente con uno de los buques insignia del conocimiento y la investigación científica, tecnológica y social, como lo es el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC). La perversidad convertida en gobierno le teme a la inteligencia, la ve de soslayo, y cuando se enfrenta a ella, al no poseer argumentos razonables persuasivos, la ataca con el único recurso que poseen los bárbaros, el madrugonazo, la calumnia, la mentira, la arbitrariedad, la instalación de la mediocridad y el abuso de poder en cualquiera de sus formas.

El 18 de noviembre de este año, la plenaria de la Asamblea Nacional aprobó en primera discusión el proyecto de reforma de la Ley del IVIC, sin conocimiento ni discusión previa con sus autoridades y la comunidad del instituto y,  por supuesto,  mucho menos con el resto de la sociedad, inclusive no se conoce de quien fue la idea ni quien la elaboró. Para perlas bastan unas pocas: en el nuevo proyecto, eliminan de un plumazo el capítulo dedicado a  los miembros honorarios y eméritos del instituto así como todo lo relacionado con las jubilaciones del personal; ignora la estructura académica, eliminan la consulta a la comunidad para la escogencia del director, prescinden de la comisión clasificadora, que  sobre la base de méritos académicos, opina sobre la ubicación y ascenso del personal académico; sustituye la asamblea de investigadores,  por una asamblea general tumultuaria; guarda silencio sobre los derechos adquiridos por todos los trabajadores y amenaza al personal científico, para obviamente acallar cualquier disidencia o protesta.
El  IVIC, tiene como objeto la investigación básica y aplicada en las diversas ramas de la biología, medicina, física, química y desarrollos tecnológicos, para el nuevo instituto no se especifican las áreas de conocimiento. Han declarado disolver el IVIC, derogar todo su basamento legal y crear una institución nueva -el IVECIT (usufructuando terrenos, instalaciones y bienes intelectuales y físicos del IVIC) que haga que “…la ciencia no esté encerrada en laboratorios, se permitirá que el pueblo y las comunidades construyan permanentemente elementos tecnológicos para la transformación del país. Con esta nueva ley se democratizará toda la ciencia que se produzca, que es la ciencia al servicio del pueblo, la liberación y la soberanía de la patria.”

Es de ilusos o de una ignorancia muy osada pretender que los complejos problemas que el país confronta en este siglo XXI van a ser resueltos artesanal o ideológicamente ignorando los importantes desarrollos de informática, biotecnología, nanotecnología, miniaturización y robótica, entre muchos otros campos manejados dentro de las sociedades del conocimiento. Definitivamente no se entiende el valor del conocimiento en nuestra sociedad actual, al poner en riesgo nuestro patrimonio científico y talento humano. Por eso nos hacemos eco de lo declarado por Benjamín Scharifker, Rector de la UNIMET: “…de allí [IVIC] han surgido investigaciones del más alto nivel, degradarlo es un despropósito. Es una institución esencial para el desarrollo del país.”

Una breve semblanza a cuentagotas del IVIC es necesaria, para enfrentar esta sinrazón gubernamental. El IVIC nació hace 55 años con la democracia para hacer ciencia de calidad y desarrollar conocimiento útil para todos los venezolanos y el resto de la humanidad,  situado en Altos de Pipe a 1672 msnm, equidistante entre Caracas y Los Teques. Sus terrenos ocupan 832 Has. de bosque y sus instalaciones ostentan la colección de esculturas de exterior más importante del país. Por sus condiciones para el trabajo y el estudio, su clima con una saludable protección ambiental, reúne las condiciones de una “ciudad para la ciencia”. Del IVIC nacieron el INTEVEP, la Fundación Instituto de Ingeniería y el IDEA. La Biblioteca Marcel Roche es la más completa que existe en América Latina en ciencia y tecnología con mas de 60.000 libros y 4.000 publicaciones periódicas científicas y técnicas, ofrece acceso a más de 11000 revistas electrónicas y 100 bases de datos científicas y tecnológicas. Actualmente tiene más de 45 convenios de cooperación científica y técnica a nivel nacional e internacional y sus investigadores, a lo largo de la historia, han recibido merecidos premios nacionales e internacionales por su excelente labor.

El IVIC desarrolla tres tipos de actividades: a) investigación básica, orientada y aplicada en 58 laboratorios distribuídos en 6 centros y 4 departamentos, siendo además sede de 3 centros internacionales de investigación. Sus investigadores han producido varios miles de publicaciones de alto nivel y desarrollos tecnológicos de alto impacto; b) formación de talento humano de alto nivel a través de programas formales de postgrado para optar a título de Magister Scientiarum y Philosophus Scientiarum, pasantías de profesionales, técnicos y estudiantes de pre y postgrado adscritos a los laboratorios de investigación y cursos cortos de alto nivel de especialización. Estas actividades están coordinadas por el Centro de Estudios Avanzados, que ya ha brindado enseñanza a más de 700 estudiantes de postgrado, más de 1000 estudiantes visitantes y asistentes de pregrado y mas de 900 estudiantes entre tesistas de pregrado, estudiantes y profesionales en entrenamiento; y c) prestación de servicios y asesorías y desarrollo de nuevas tecnologías, coordinados por el Centro Tecnológico. Tiene también a Quimbiotec, C.A (planta de fraccionamiento de plasma sanguíneo).

Por todas estas razones es que consideramos bárbara esta decisión, aún incompleta, de la Asamblea Nacional de defenestrar la ciencia y el desarrollo tecnológico, destruyendo una institución como el IVIC, que necesita de gran apoyo para sus investigadores y personal, quienes al igual que nuestros profesores universitarios, devengan sueldos de hambre, no obstante dedicar horas de estudio y esfuerzo, pero sin contar con las condiciones académicas mínimas,  debido a la ignorancia de una clase política que día a día recorta más y más los ya miserables presupuestos para la academia y el desarrollo necesario de nuestros posibles talentos jóvenes en un futuro por demás incierto. Lo que parecería sensato para un gobierno innovador es que debieran incrementar estímulos y recursos para retomar la senda del mejoramiento y la mayor productividad del IVIC y todo su personal.