domingo, 22 de febrero de 2015

Giro de 360 grados por Alberto Lovera

Lo dijimos muchas veces en esta columna, que ya tiene 15 años ininterrumpidos desde el propio inicio de este periódico. Es de esas afirmaciones que uno quisiera no haber acertado, pero la realidad es terca.

Con la llegada del gobierno chavista se produjo una suerte de revancha de los sectores populares, castigados por más de dos décadas de deterioro en su ingreso familiar y su empleo. Bien merecida tenían esa revancha, pero advertíamos, si se queda sólo en una revancha pasajera, sin sostenibilidad en el tiempo, se desvanecería.
 
Lamentablemente eso es lo que pasó. Después de una reducción de la pobreza, de un incremento de los ingresos familiares, no hubo piso firme para prolongarla en el tiempo. La destrucción de la capacidad de producción privada y estatal, los desvaríos en las políticas económicas, el delirio de que se podía controlar la economía con medidas represivas, la esperanza vana de un ingreso petrolero de crecimiento inagotable, sumado a la irresponsabilidad de endeudar a nuestro país en dimensiones astronómicas, cubriendo nuestras necesidades con una profusión de importaciones. Por un buen tiempo parecía que todos estos desatinos no iban a cobrar su factura, ignorando que se estaban sembrando los vientos que nos trajeron nuestras tempestades actuales. 

La operación política que permitió el virtual monopolio del poder en la camarilla gobernante, ausente de todo contrapeso e imperando la más descarada discrecionalidad ha ido acompañando junto a la destrucción del aparato productivo, toda institucionalidad y reglas del juego transparentes. La arrogancia del poder que ha permitido toda suerte de desaciertos y arbitrariedades, ha producido un efecto paradójico en la cúpula que ejerce el poder, una operación de autoengaño frente a los signos evidentes de inviabilidad del proyecto político-económico que tomó al pueblo venezolano como conejillo de indias, a pesar de las evidencias históricas que muestran el fracaso de intentos similares. Ya no funciona tratar de achacarles las culpas a otros. El principal culpable está en el seno del poder y sus concepciones erradas sobre la economía y la sociedad. En vez de corregir los entuertos lo que ha hecho es profundizarlos.

El reciente estudio sobre la realidad venezolana realizado por la UCV, la UCAB y la USB muestra de manera incontrovertible cómo se ha producido un giro de 360 grados. Entre muchos datos nos indica que hoy por hoy tenemos un porcentaje de pobreza mayor que en 1998.
 
Hubo una revancha pasajera, pero ahora estamos peor porque no se sentaron bases firmes para una Venezuela próspera sino que se derrochó una gran oportunidad que muestra la necesidad de un cambio de rumbo y de un nuevo liderazgo para salir de este atolladero.
 
Tanto nadar para morir en la orilla. Que vengan otros porque a esta cúpula gobernante ya sólo le queda la obsesión de mantenerse en el poder a toda costa. Con los mecanismos democráticos, constitucionales y electorales se abrirá paso el cambio para lograr lo que nos gobiernan ya no pueden ofrecer porque fracasaron.

sábado, 14 de febrero de 2015

Por qué el nuevo control de cambios no es suficiente por @LuisAngaritaEEI

Luego de la más que anunciada rueda de prensa de las autoridades monetarias y económicas del país, las expectativas que se habían generado los distintos actores económicos en la búsqueda de señales que permitan la reactivación de la economía venezolana, y reglas de juego más claras para la adquisición, distribución y aprovisionamiento de mercancías para la sociedad, fueron desinfladas con las medidas aplicadas por los planificadores del nuevo sistema cambiario.

Dólar preferencial, dólar barato
El establecimiento de controles de cambio tiene una posibilidad casi infinita de herramientas y mecanismos para el control tanto del precio de venta, como la cantidad o volumen de divisas que se negocien en el sistema administrado. Uno de estos mecanismos que ha usado el gobierno en distintos momentos y que se mantiene con el nuevo esquema anunciado es el de  precios diferenciados, es decir, el establecimiento de dos o más niveles de precios de acuerdo al uso y destino de las divisas asignadas.

En el pasado este mecanismo se aplicó con la intención de favorecer a aquellos sectores que requerían, para el facilitar su proceso productivo, de insumos importados que no existieran en el mercado nacional, y que no afectaran de una manera importante su estructura de costos. De esta manera es natural que aquellos sectores beneficiados sean aquellos para generar capacidades productivas, bien sean importación de bienes de capital, bien sea financiamiento de estudios en el extranjero (como forma de inversión social).

El problema que plantea este régimen, es que induce a un proceso de arbitraje por parte de los buscadores de renta, quienes buscan favorecerse de un precio “artificialmente” barato de la divisa, y poder tener ganancias súbitas al transar lo asignado en un mercado paralelo, o a través de mercancías relativamente caras. El sistema discrecional y discriminatorio (la autoridad cambiaria decide a quién otorgarle el beneficio y a quién no) se hace vulnerable a mecanismos de soborno y corrupción por parte de quienes luchan por ser “favorecidos” por el precio preferencial de la divisa. De esta manera, todo régimen diferenciado reproduce espacios de corrupción y de discriminación en la asignación de las divisas.

En la actualidad, de los anuncios realizados en la citada rueda de prensa se entiende que: el Centro Nacional de Comercio Exterior (CENCOEX) establece una tasa de cambio preferencial de 6,30 Bs/$, en la que se debe destinar el 70% de las asignaciones totales a las importaciones de alimentos y medicinas que satisfagan el consumo interno a lo largo del año 2015. Lejos de este anuncio está la generación de capacidades productivas para el impulso de la economía interna, bien sea de la industria de los alimentos, o la industria farmacéutica, lo que  implica una política que retrasa la activación de dichas industrias al tener que competir con la importación artificialmente barata que favorece el gobierno, bien sea a través de la Corporación de Comercio Exterior, o bien sea a través de las asignaciones discriminatorias hechas por CENCOEX.

En un segundo plano queda el Sistema Cambiario Alternativo de Divisas (SICAD), que en teoría funciona bajo un mecanismo de subastas complicado y poco transparente, que al final del día sólo se soporta por la oferta de divisas que hace el gobierno (quien tiene el control de la gran mayoría de las divisas del país) y que es quien anuncia la tasa final del intercambio derivado de la subasta. Su inicio se establece a partir de una tasa de 12Bs/$ y puede fluctuar en función de las jornadas de adjudicación que realice el Banco Central de Venezuela. Este mecanismo está destinado a dar fondos a las distintas industrias del sector productivo para la adquisición de insumos para la producción nacional y contará con el 30% restante de las asignaciones totales de divisas por parte del gobierno central. Una tasa de 12 Bs/$ luce de igual manera sobrevalorada en comparación con precios de referencia tales como la Paridad del Poder Adquisitivo (30 Bs/$ aproximadamente) o la relación de Reservas Internacionales versus Masa Monetaria llamado también dólar implícito (MM/RI 95 Bs/$).   Esta brecha genera la expectativa que el tipo de cambio en el SICAD se vaya devaluando a lo largo del tiempo, lo que encarecería la producción nacional dependiente de insumos importados.

Lo semántico es importante, el SIMADI
El creado Sistema Marginal de Divisas (SIMADI) tiene la importancia de favorecer a la legalización de un mercado paralelo que se había generado a partir de la creación de controles de cambio, y más aún con la eliminación del mecanismo de permuta de títulos valores denominados en dólares. En la actualidad, este ha marcado un precio de referencia en el comercio transfronterizo de aproximadamente 190 Bs/$, lo que implica una tasa 30 veces mayor al tipo de cambio oficial. El significado de marginal aplica perfectamente en las disposiciones del gobierno, ya que advierte que el 100 % de divisas serán asignadas a los mecanismos antes expuestos, y sólo aquellas divisas “adicionales” son las que participarían en el SIMADI. De esto surge la pregunta principal, ¿de cuáles fondos se surtirá este sistema para operar de forma “abierta y libre” tal como fue anunciado? Una suposición lógica sería a partir de los fondos privados que estén dispuestos a vender en dicho mercado, pero el problema fundamental es, ¿de dónde sacarán dólares los productores privados si no participan del comercio internacional?

El riesgo latente
La necesidad de haber propuesto un nuevo sistema cambiario obedece esencialmente a la escasez de divisas que tienen las cuentas externas de la economía venezolana. Uno puede advertir que la caída de los ingresos petroleros pueden afectar esta posición externa pero que, de manera estructural, ésta ha venido presentando dificultades derivadas de la exacerbación de la dependencia en las exportaciones petroleras, sin generar fuentes alternas de atracción de recursos externos (bien sea por exportaciones no petroleras o por Inversiones Extranjeras), lo que ha llevado a un estancamiento  de los ingresos en un escenario de necesidades de importaciones crecientes, y una posterior amenaza a las cuentas comerciales del país.

 Aunado a esta situación que compromete al saldo de la balanza comercial venezolana, se presenta de manera más evidente la necesidad de honrar deudas contraídas en el pasado reciente, lo que ha elevado nuestra deuda externa a una razón 5 veces mayor que las Reservas Internacionales (22 mil millones de US $) lo que hace evidente una necesidad de recursos creciente, en un escenario de caída de los ingresos en divisas.

Esta situación es la que motiva a generar criterios de ahorro y de escasez en la adjudicación de divisas y, hasta ahora, el mecanismo expuesto (70% CENCOEX -30% SICAD) sólo muestra una orientación hacia la satisfacción del consumo presente, sin mostrar indicios de fomentar medios que fomenten la generación de capacidades productivas que reduzcan la dependencia de recursos externos, bien sea por la disminución de la importaciones por sustitutos nacionales, o por el impulso del sector exportador. Y esta tendencia, de mantenerse en el futuro cercano aumentará los desequilibrios externos  ya que, este nuevo mecanismo de pagos no favorece ni a la reducción de la demanda de divisas, ni al aumento de la oferta de dólares, bien sea por bienes exportables o por inversiones, lo que acentúa en el porvenir la necesidad de una fuente de financiamiento externa extraordinaria.

La sombra del Default
En lo transcurrido del año 2015, (apenas mes y medio), las expectativas negativas han venido creciendo de manera acelerada, llevando a las principales calificadoras de riesgo (S&P, Moodies) aumentar el riesgo crediticio sobre los bonos de Deuda Publica Nacional venezolanos, y la consecuente amenaza acerca del impago de los compromisos de deuda externa, conocido también como Default

Si bien, Venezuela tiene un stock de activos en el extranjero que pueden ser liquidados para afrontar necesidades de pago en el corto plazo, esta acción implicaría una descapitalización que implicaría la pérdida de CITGO como empresa de comercialización de hidrocarburos en el mercado norteamericano, así como la venta de refinerías en el Caribe, y  “cuentas por cobrar”, con descuentos importantes. Todo lo mencionado apunta a que las medidas tomadas en materia económica hasta los momentos, no resuelven el problema de fondo de las capacidades productivas del país, y lo colocan al borde de tomar la difícil decisión de acudir a una fuente de financiamiento masivo externo, o declarar la moratoria de pagos su Deuda Externa.

 Luis Angarita

Como en Polonia



Por más que es un revés innegable la suspensión de la edición impresa de un medio de comunicación independiente, un emprendimiento que navegando contra todos los obstáculos inimaginables y el abuso de poder, deja una siembra de fuerza democrática que no podrán hacer desaparecer los actuales inquilinos del poder, y que forma parte de los grandes aportes que Teodoro y su equipo le han aportado a esta lucha por la restitución de las libertades en nuestro país.

La cúpula del poder añora un régimen donde puedan imponer sin resistencia algo similar a aquellos de raigambre comunista que naufragaron, donde el Estado lo era todo y los ciudadanos sus súbditos, donde no existían posibilidades de expresión libre porque el Partido-Estado lo dominada todo: la economía, la política, los medios de comunicación, las organizaciones sociales.

Todo este experimento social terminó en un rotundo fracaso, como no cabe esperar de los intentos por reproducirlo en otros tiempos y con supuestos nuevos ropajes.

Un ejemplo como muchos podría llevarnos a recordar uno de esos regímenes, el de la Polonia comunista, donde la prensa, la radio y la televisión polaca ostentaban un récord de credibilidad, no tenían ninguna, como dicen del diario cubano que lo usan para otros menesteres ante su inutilidad como canal de información creíble. Algo de lo que está pasando con la operación chavista de hegemonía comunicacional: han ocupado, cerrado, colonizado la mayoría de los medios, pero sin embargo pocos les creen.

Suponen que silenciando los medios harán que la gente se crea una realidad fantasiosa que sólo existe en los laboratorios de manipulación del gobierno y en las mentes de los cada vez menos fanáticos de sus seguidores. El fracaso rotundo de su propuesta política es cada día más evidente para cualquier ciudadano común, no se puede esconder el grado de destrucción en todos los órdenes de nuestro país, por más intensa que sea la ofensiva mediática del oficialismo y sus agencias. El efecto que puede tener es pasajero porque la realidad lacerante es incontrovertible.

Como a los polacos y tantos otros, nos toca dar las batallas democráticas en condiciones de un régimen que trata de asfixiar toda oposición y toda propuesta alternativa. A pesar de todos sus intentos no han logrado disuadir a una Venezuela que no se rinde, que lucha en todos los terrenos legales y constitucionales para abrirle paso a un cambio de rumbo cada vez más urgente. Con la calle y con el voto, aún en medio de las mayores adversidades, se abrirán nuevos caminos de libertad y prosperidad.

A quienes hacen ya lo imposible por mantenerse a toda costa en el poder, a pesar del creciente y mayoritario rechazo, les tenemos una mala noticia: cuando los regímenes totalitarios cantaban victoria porque tenían sometidas a sus sociedades a sus arbitrariedades y creían tener todos los hilos del poder en mano, descubrieron que su piso se desmoronaba y nuevas fuerzas tomaron su relevo, no por un golpe de Estado, sino con la movilización ciudadana y el voto. Así pasó en Polonia y en muchas otras latitudes. Así pasará con su propio acento en el caso venezolano, que ya ve a la cúpula del poder podrida de pasado y la gente quiere un futuro democrático y próspero.


Alberto  Lovera
alberto.lovera@gmail.com