domingo, 13 de septiembre de 2015

Maltrato salarial universitario

No ha concluido aún la discusión del II Contrato Único de los trabajadores universitarios, pero ya se han recibido noticias desalentadoras. Después de aplicar todo tipo de tácticas dilatorias el gobierno ha logrado persuadir a las cúpulas sindicales oficialistas a aceptar un verdadero maltrato salarial, que obligó a la FAPUV a rechazarlo, como lo han hecho las bases universitarias de todos los colores políticos.

El gobierno haciendo uso de su hegemonía comunicacional pretende vender un pésimo acuerdo como una compensación beneficiosa, haciendo caso omiso a la situación inflacionaria que castiga el presupuesto familiar de los venezolanos.

No aceptó el gobierno la propuesta suscrita por todos los sindicatos y los gremios de iniciar el tabulador salarial con dos salarios mínimos, una exigencia nada desmedida, toda vez que se trataba de que al menos cubriera el costo de la canasta familiar en el momento en que se inició la discusión.
El resultado de la tabla salarial no deja dudas de su injusticia: Más del 80% de los trabajadores universitarios (obreros, empleados y profesores) tendrán un salario por debajo de la canasta alimentaria, y el 100% por debajo de la canasta básica familiar.

No se ha aceptado que se modifique el tabulador salarial cada vez que se incremente el salario mínimo, lo cual generará nuevamente, como en el pasado reciente, que muchos trabajadores se encuentren por debajo del salario mínimo.

Se ha violentado la progresividad e intangibilidad de los derechos al reducir las inter-escalas en el escalafón de 20% a 13%, con lo cual se desestimula la carrera académica.
Sólo se promete un 20% de aumento para el 2016, cuando ya la inflación anualizada a agosto del 2015 alcanzó el 150,4%.

Los retroactivos de la reconstrucción de las tablas salariales la incidencia de los aumentos de salarios mínimo ya decretados serían pagados fraccionadamente, con lo cual se verán afectados por la inflación galopante.

No queda garantizada la igualdad de activos y jubilados en su tratamiento salarial, pues en la aplicación se introducen elementos que la niegan.

En fin, se sigue concretando un proceso de precarización de los trabajadores universitarios que sin lugar a dudas incidirá en la calidad de la educación superior. Por si hay dudas de grave deterioro una sola cifra: En el 2001 el sueldo de un profesor titular equivalía a 14 salarios mínimos, en el 2015 sería de sólo 4 salarios mínimos.

El tema salarial es sólo uno un aspecto del tratamiento que pretende darle el gobierno al personal y a las instituciones universitarias. Si a esto unimos una serie de políticas de recorte presupuestario, de violación de la autonomía, de masificación irresponsable, se entiende que el maltrato a las universidades no es sólo salarial, es el intento, hasta ahora infructuoso, de someter a estas instituciones y a sus integrantes al dominio de un pensamiento y voluntad única, la negación de la función de las universidades que es el debate y la formación plural y la producción del conocimiento desde las diferentes corrientes del pensamiento.

Ojalá que el rechazo que está teniendo este empeño gubernamental y que se manifiesta en la protesta universitaria, conduzca a hacerlos entender que no puede haber un país próspero sin un sistema educativo consistente, y que antes que se concluya esta discusión del contrato único universitario, se produzcan rectificaciones que nos eviten un deterioro aún mayor de un baluarte para nuestro futuro, como son las instituciones universitarias y el talento humano que allí labora.

Alberto Lovera

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