sábado, 14 de febrero de 2015

Como en Polonia



Por más que es un revés innegable la suspensión de la edición impresa de un medio de comunicación independiente, un emprendimiento que navegando contra todos los obstáculos inimaginables y el abuso de poder, deja una siembra de fuerza democrática que no podrán hacer desaparecer los actuales inquilinos del poder, y que forma parte de los grandes aportes que Teodoro y su equipo le han aportado a esta lucha por la restitución de las libertades en nuestro país.

La cúpula del poder añora un régimen donde puedan imponer sin resistencia algo similar a aquellos de raigambre comunista que naufragaron, donde el Estado lo era todo y los ciudadanos sus súbditos, donde no existían posibilidades de expresión libre porque el Partido-Estado lo dominada todo: la economía, la política, los medios de comunicación, las organizaciones sociales.

Todo este experimento social terminó en un rotundo fracaso, como no cabe esperar de los intentos por reproducirlo en otros tiempos y con supuestos nuevos ropajes.

Un ejemplo como muchos podría llevarnos a recordar uno de esos regímenes, el de la Polonia comunista, donde la prensa, la radio y la televisión polaca ostentaban un récord de credibilidad, no tenían ninguna, como dicen del diario cubano que lo usan para otros menesteres ante su inutilidad como canal de información creíble. Algo de lo que está pasando con la operación chavista de hegemonía comunicacional: han ocupado, cerrado, colonizado la mayoría de los medios, pero sin embargo pocos les creen.

Suponen que silenciando los medios harán que la gente se crea una realidad fantasiosa que sólo existe en los laboratorios de manipulación del gobierno y en las mentes de los cada vez menos fanáticos de sus seguidores. El fracaso rotundo de su propuesta política es cada día más evidente para cualquier ciudadano común, no se puede esconder el grado de destrucción en todos los órdenes de nuestro país, por más intensa que sea la ofensiva mediática del oficialismo y sus agencias. El efecto que puede tener es pasajero porque la realidad lacerante es incontrovertible.

Como a los polacos y tantos otros, nos toca dar las batallas democráticas en condiciones de un régimen que trata de asfixiar toda oposición y toda propuesta alternativa. A pesar de todos sus intentos no han logrado disuadir a una Venezuela que no se rinde, que lucha en todos los terrenos legales y constitucionales para abrirle paso a un cambio de rumbo cada vez más urgente. Con la calle y con el voto, aún en medio de las mayores adversidades, se abrirán nuevos caminos de libertad y prosperidad.

A quienes hacen ya lo imposible por mantenerse a toda costa en el poder, a pesar del creciente y mayoritario rechazo, les tenemos una mala noticia: cuando los regímenes totalitarios cantaban victoria porque tenían sometidas a sus sociedades a sus arbitrariedades y creían tener todos los hilos del poder en mano, descubrieron que su piso se desmoronaba y nuevas fuerzas tomaron su relevo, no por un golpe de Estado, sino con la movilización ciudadana y el voto. Así pasó en Polonia y en muchas otras latitudes. Así pasará con su propio acento en el caso venezolano, que ya ve a la cúpula del poder podrida de pasado y la gente quiere un futuro democrático y próspero.


Alberto  Lovera
alberto.lovera@gmail.com

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