sábado, 29 de marzo de 2014

Un presente que se agota



Sin que cese la indignación por la agresión violenta y cobarde de los paramilitares chavistas a la comunidad de mi Facultad de Arquitectura de la UCV, tenemos que seguir batallando contra esta arremetida autoritaria que ya no repara ni en las formas en su intento por perpetuarse en el poder a cualquier precio. Represión desmedida, tratos inhumanos a detenidos, reaparición de la tortura, allanamientos y detenciones arbitrarias, un sistema judicial plegado sin el menor decoro a las órdenes de la cúpula del poder, detención de dirigentes y alcaldes opositores, destituciones ilegales a diputados. En fin, abuso de poder. Un autogolpe en pleno desarrollo, donde se van desconociendo los pocos resquicios de institucionalidad democrática, tratando de desalentar y castigar la protesta ciudadana sin que logren doblegarla.

Las razones de la protesta y la irritación de los más variados sectores sociales siguen allí. Para orientar la lucha hay que empeñarse en entender las claves de la crisis política, social y económica que nos abruma. 

El chavismo ha tenido un pasado, un presente, pero su futuro se desvanece. Intenta prolongar su presente haciendo uso del poder del que todavía dispone, pero se leagota. Ahora lo que exhibe es el poder despótico, represivo, cuando antes su apoyo era consensual, masas que se sentían interpretadas por sus ejecutorias se han tornadoen desconfiadas, molestas y hasta opositoras. Ya no confían que el que la cúpula del poder esté interesada en su bienestar, sino en perpetuarse gozando de las mieles depoder. El intento de prologar un presente cada vez se hace más huidizo. La percepción de que nuestro país se nos está desmoronando a pedazos es notoria. Lo viven en carne propia los más variados sectores sociales. Escasez, desabastecimiento, inseguridad, alzas de precios, ineptitud en la gestión pública, son evidencias incontrovertibles de que el modelo de gobierno hace aguas por todas partes. En medio de la rebelión ciudadana que estamos viviendo, se sigue impulsando a cuentagotas un programa de ajuste económico draconiano, intentando darle respiración artificial a un modelo que tantas veces se ha mostrado inviable. La víctima es el ciudadano de a pie que se encuentra sometido a un deterioro progresivo de sus condiciones de vida y de trabajo. Las mejoras de ingresos que vivieron los sectores populares en los años anteriores se desvanecen. 

Hay un intento de extender el presente de un modelo de gestión económica y política que ya no da más. Los intentos de ponerle parches cada vez se muestran másinfructuosos. El gobierno ha intentado evadir la necesidad de una rectificación radical de su orientación. Se ha colocado en un curso agónico, más corto o prolongado, pero terminal. El gobierno puede prolongar su agonía con medidas de pasajera eficacia, pero más temprano que tarde debería leer las señas de la insatisfacción ciudadana, que le dice que su presente se agota y que tiene que abrir un espacio para una reorientación de curso de la sociedad venezolana, donde no puede seguir negando las necesidades y aspiraciones de al menos medio país. Reconocer al otro es imperioso si se busca una salida viable. Si se busca abrirle paso al futuro y no prolongar un presente inviable.

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